Este es un libro valiente que hace una defensa clara de la necesidad de un cambio de praxis en la Iglesia en la cuestión de los divorciados vueltos a casar. El autor, uno de los mejores teó1ogos morales del momento, Eberhard Schockenhoff, es profesor de teología moral en la Universidad de Friburgo y comienza su libro con un juicio sin ambigüedades: «La exclusión de los sacramentos a los creyentes divorciados y vueltos a casar, mientras el primer esposo está vivo, debe ser entendido -que es lo que quiere probar la reflexión de nuestro libro- como el resto de un rigorismo moral que oscurece la afirmación del evangelio a ser un mensaje de liberación, de servicio a la vida y consuelo» (p. 6). Comienza la introducción planteando unas páginas sobre las dudas tardías de San Agustín en De aldulterinis coniugiis (419) sobre la menor culpa de la mujer inocente repudiada que se vuelve a casar y la sorprendente concesión de tolerar un segundo matrimonio si se vive en perfecta continencia (pp. 14-16). El autor va directamente al asunto centrai del libro planteando en unas pocas páginas los motivos del Magisterio para no admitir a los divorciados vueltos a casar a los sacramentos (pp. 17-19) para, en un segundo capítulo, abordar la «incongruencia y contradicción» de la praxis de la Iglesia y las razones dadas por el Magisterio –concebirlas como pecado grave pennanente o público adulterio, la exclusión injusta del cónyuge inocente, la discutible excepción de la renuncia a la consumación sexual en relación difícilmente compatible con la exhortación paulina a no separarse los cónyuges por mucho tiempo (1 Cor 7,5), etc. (pp. 20-29). Como consecuencia de lo anterior, desarrolla en el tercer capítulo, una propuesta de cambio de la praxis actual basada en diversas reflexiones: cuando hay dudas sobre la validez del primer matrimonio y es difícil de demostrar, cuando la unión de vida y entrega recíproca (tal como es caracterizada por el Concilio) se ha roto - «ha muerto el matrimonio»-, la posibilidad de una admisión oficial a la eucaristía por un camino extrajudicial o en base a una decisión de la conciencia de la persona interesada cuando se dan determinadas circunstancias (el matrimonio civil ha dado buenos resultados, es una comunidad de vida y amor que permanece largo tiempo, ha adquirido nuevas obligaciones recíprocas y no puede disolverse sin caer en nueva culpa, etc.) y siguiendo el ejemplo de la Iglesia ortodoxa. Los capítulos cuatro y cinco abordan el tema desde la Biblia (cláusula de Mateo, privilegio paulino, etc.) y la Tradición (donde analiza también una tradición «secundaria» de cierta flexibilidad y tolerancia y el espacio de maniobra de la Iglesia a la luz del patrimonio de una tradición no siempre uniforme). El capítulo seis realiza de modo brillante y sugerente una reflexión sistemática del matrimonio como comunidad de vida personal donde integra elementos tan claves como el amor, la decisión, el significado positivo de las crisis y la corrección de las decisiones y la posibilidad de fracaso. El capítulo siete desarrolla ampliamente una «teología del fracaso» siguiendo los magníficos trabajos de diversos teó1ogos de finales del s. XX como D. Sölle, D. Mieth, J. Werbick, G. Fuchs y D. Eckmann. Esta teología ni es un elogio del fracaso ni una idealización del fracaso sino una consideración de enorme profundidad a la luz de la muerte y resurrección de Cristo y del amor incondicional de Dios por todos los hombres. Los capítulos restantes del libro son breves y sugerentes: la Iglesia como comunidad de reconciliación (cap. 8), la referencia a la conciencia «responsable» (cap. 9), el concepto canónico de matrimonio y sus dificultades (cap. 10) o el banquete de los pecadores (cap. 11) donde aborda el tema de la eucaristía y los pecadores a la luz de los divorciados vueltos a casar con gran creatividad. Las conclusiones son tan claras como el resto del libro: necesitamos acelerar los procedimientos de nulidad del matrimonio, invitar a los sacramentos y pedir o rogar la bendición de Dios. Estamos ante un libro necesario para obispos, sacerdotes y laicos implicados en la pastoral matrimonial y en el acompañamiento a divorciados vueltos a casar. Un libro actual, abierto al diálogo, riguroso con las fuentes de la teología, profundamente cristiano, un libro que habría que traducir a nuestra lengua castellana para que muchos más se beneficiaran de sus reflexiones.
J. De la Torre Díaz, in
Estudios Eclesiasticos vol 90 (2015) n. 354, 603-604