El presente volumen se inserta, con el numero 173, en la prestigiosa «Biblioteca di Teologia Contemporanea» (BTC) de la editorial Queriniana, y està dedicado al padre Alexander Gerken OFM que introdujo al autor en el estudio de la dogmàtica y especialmente de la eucaristía. Después de la introducción, en la que sitúa la eucaristía como centro de la teología, la temática del libro se desarrolla en once capitulos a través de los cuales el lector alcanza una visión casi completa del sacramento de la eucaristía. Como pone de relieve el subtítulo, esta visión se asienta sobre dos pilares íntimamente ligados: la historia y la teología, pues la teología de los sacramentos, en concreto, de la eucaristía, dificilmente podrà hacerse prescindiendo de la historia de su celebración y de las manifestaciones devocionales del culto eucarístico y de los motivos de su aparición en Occidente. […]
Con este libro, el autor ha conseguido ofrecer una presentación del sacramento de la eucaristía sumamente atractiva, por la claridad de la exposición, por la amplitud temàtica de la misma y por la solidez de la argumentación apoyada en los autores más reconocidos y competentes en sus distintas especialidades. Aun valorando muy positivamente la obra de la reforma litúrgica, no por eso deja de señalar algunas deficiencias en su tramitación y sobre todo en su puesta en práctica. Así, la forma con que se fue presentando y experimentando las distintas fases de la reforma dio la impresión de que la liturgia se podía “fabricar" ex novo, no como se había entendido hasta entonces, como un proceso de desarrollo orgánico. "Por este motivo no pocos sacerdotes han pensado, y todavía piensan, deber completar de algùn modo la obra de los reformadores de la liturgia con soluciones 'creativas'... A esto se añade, respecto del tiempo del concilio, una condición desoladora de la formación litúrgica, que hace todavía más difícil una participación consciente de los fieles en la acción litúrgica". La consecuencia de todo esto la resume así el autor: "El fin principal del concilio y de la reforma litúrgica era 'acrecentar cada vez más la vida cristiana entre los fieles' (SC 1). Hoy, más de cuarenta años después, debemos constatar que en muchos lugares la reforma litúrgica no ha conducido a un crecimiento de la vida cristiana entre los fieles. En la liturgia, los fieles pueden, sí, seguir lo que se desarrolla en el altar, pero lo comprenden cada vez menos, a pesar de la lengua vulgar. A esto se añade una dramática desacralización de la liturgia" (328). Y en qué consiste esa desacralización? Fundamentalmente, en que ya "no es la adoración acompañada de la acción de gracias la que representa o expresa el significado primario de la liturgia, sino la celebración de la comunidad, en la cual los fieles, congregados en el nombre de Cristo, confirman su comunión. De este modo surge el peligro de que el culto cristiano pueda decaer en un ritual social" (329). Siempre habrá críticos que rechacen este diagnóstico, calificándolo de pesimista y melancólico, pero negar la realidad conduce al abismo, mientras que teniéndola presente se puede mejorar, que es lo que, a fin de cuentas, pretende el autor con este magnífico libro sobre la eucaristía, en el que entrelaza a la perfección historia y teologìa.
J.M. de Miguel González, in
Estudios Trinitarios vol. 49 (2-3/2015) 493-497